Durante el invierno las plantas pueden requerir atención especial, ya que la intensidad de la luz puede disminuir, afectando a su apariencia. A través de ciertos signos y comportamientos podemos determinar si nuestra planta no está recibiendo suficiente luz. A continuación, te mostramos algunas de las señales comunes.
Tu planta busca la luz
Si tu planta alarga sus tallos y hojas excesivamente hacia la ventana podría ser un indicador de que está buscando más luz. El dirigirse hacia una fuente de luz puede ser su intento de captar algo más de iluminación.
Si esto ocurre, puedes recolocarla en otro sitio o girar la maceta para que tu planta siga creciendo uniformemente, sin descompensaciones.
Las hojas se vuelven amarillentas
Uno de los signos más sencillos para detectar que la planta no está recibiendo suficiente luz para realizar la fotosíntesis es el cambio de color habitual de sus hojas. Aunque esto dependerá de la especie, normalmente las hojas amarillas son una de las alertas más claras de que la planta no tiene suficiente luz para generar pigmentos.
Estas hojas, además, tienden a desprenderse con más facilidad. Si las hojas comienzan a caer antes de lo esperado, podría ser porque tu planta esté sacrificando las hojas que reciben menos luz.
Vigila el tamaño de las hojas
Otra señal común, es el tamaño de las hojas nuevas. Si tu planta está dando hojas más pequeñas de lo habitual puede que no esté recibiendo suficiente luz para desarrollar hojas de tamaño completo y seguir creciendo.
Esto se relaciona, además, con un déficit de crecimiento.
Tu planta ha dejado de crecer
El último de estos indicadores puede pasar desapercibido, pero es una pista clave para detectar una falta de iluminación. Y es la falta de crecimiento o floración de tu planta. Si los capullos se marchitan o no llegan a abrirse, puede ser que esté pidiendo más luz y por ello inhibe estos procesos.
Si ves alguna de estas señales en tu planta, es probable que te esté comunicando que necesita más luz. Para hacer frente a este problema, intenta colocarla en un lugar con más luz indirecta o directa, según las necesidades específicas de la planta. Ajusta su exposición a la luz y permite que la planta se adapte. Ten en cuenta que cada planta tiene sus necesidades, por lo tanto, lo más adecuado es conocer los requisitos específicos de la tuya.